Volver al trabajo... con el corazón dividido

Hoy quiero hablarles de algo que muchas mamás vivimos pero de lo que no siempre se habla con suficiente calma y cariño: la vuelta al trabajo después de ser mamá.

Desde hace un tiempo, he vuelto a mi rutina laboral. Me gusta mi trabajo. Me siento bien allí. Me gusta lo que hago, me río con mis compañeras, me siento útil, creativa, parte de algo. Y sé que no todas pueden decir eso, así que lo valoro muchísimo.

Isaac está en la guarde y le va genial. Se ríe, juega, aprende, hace amiguitos. Está creciendo feliz y eso me da muchísima paz.
Y sin embargo…

No dejo de pensar que donde mejor estoy es con él.
No dejo de pensarlo incluso cuando estoy bien, incluso cuando estoy disfrutando lo que hago.
Es como una especie de eco suave pero constante en el fondo de mi mente: “yo debería estar con él”.

Cuando se pone malito, que ya saben que en la guarde pasa bastante, ese eco se convierte en un grito. Me cuesta concentrarme, me cuesta seguir el ritmo, me cuesta estar entera en otro sitio cuando una parte tan importante de mí está necesitando cuidados. Me parte en dos.

No me siento culpable. O por lo menos, no todo el tiempo. Pero sí me siento dividida. Como si una parte de mí se hubiera quedado en casa, cuidando de una naricita mocosa y unos ojitos tristes que solo se alivian con mamá cerca.

Y en medio de todo eso, voy aprendiendo. A confiar. A soltar de a poquito. A celebrar que él también puede pasarlo bien sin mí. A dejar de exigirme estar en todas partes al mismo tiempo.

Sé que muchas mamás pasan por esto. Y si tú estás en esa etapa ahora, quiero decirte algo: no estás sola.
Sentir que tu corazón está dividido no significa que estés haciendo nada mal. Significa que amas. Y amar siempre es una forma de estar presente, incluso cuando no estamos físicamente al lado.

Con amor,
Mamá

No estás sola

A veces, la maternidad puede sentirse solitaria, pero no tienes que cargar con todo en silencio. Aquí tienes un espacio seguro para compartir lo que sientes, sin juicios, sin miedos. Porque lo que vives, otras mamás también lo han sentido. Escribiendo tu historia, puedes ayudar a alguien más a sentirse comprendida.

Scroll al inicio