Nuestra primera aventura: cuando aprendimos a viajar con calma
Cuando nuestro bebé tenía apenas cuatro semanas, decidimos hacer nuestra primera escapada en familia. El destino era Málaga, una ciudad preciosa que nos encanto. El motivo del viaje: un concurso de hamburguesas al que mi marido tenía muchas ganas de ir. En nuestra cabeza, todo sonaba genial. Habíamos encontrado un hotel muy bonito, con una habitación grande y cómoda, perfecta para estar los tres. Además, íbamos a reencontrarnos con algunos amigos. Todo pintaba bien… sobre el papel.
Pero cuando llegamos al concurso, la realidad fue otra. El lugar estaba llenísimo, el ruido era como el de un concierto, y hacía bastante frío. Las hamburguesas olían de maravilla, pero el ambiente no era nada ideal para un bebé tan pequeño. El nuestro dormía y se despertaba una y otra vez con el alboroto, llorando desconsolado. Intentábamos calmarlo como podíamos, taparlo bien, arrullarlo… pero nada funcionaba del todo. Yo sentía esa mezcla entre culpa e incomodidad, y mi marido también estaba agobiado. La verdad es que lo pasamos mal.
No habíamos calculado bien. Nos dimos cuenta de que ese tipo de planes ya no nos encajaban como antes. Al volver al hotel —un espacio cálido, tranquilo y seguro— respiramos aliviados. Allí, en esa habitación, los tres juntos y sin ruido, senti que eso sí era nuestra nueva aventura. Estar acurrucados en la cama, cambiar pañales sin prisas, mirar cómo nuestro bebé se dormía tranquilo…
Aprendimos que está bien cambiar de planes, que no siempre las cosas salen como uno espera, y que ahora nuestras prioridades son otras. No necesitamos estar en todas partes. A veces, simplemente estar juntos, en paz, es más que suficiente.
Y eso también es criar: aprender sobre la marcha, equivocarte un poco, ajustar el rumbo… y hacerlo siempre con amor.
No estás sola
A veces, la maternidad puede sentirse solitaria, pero no tienes que cargar con todo en silencio. Aquí tienes un espacio seguro para compartir lo que sientes, sin juicios, sin miedos. Porque lo que vives, otras mamás también lo han sentido. Escribiendo tu historia, puedes ayudar a alguien más a sentirse comprendida.