Mi Primer Trimestre de Embarazo: Entre la Felicidad y el Miedo

Cuando vi el resultado positivo, mi corazón se llenó de emoción y de miedo a la vez. Había deseado tanto ser madre que, aunque este embarazo no fue planificado, sí fue profundamente anhelado.

Finalmente estaba ocurriendo… pero, ¿sería real? ¿Llegaríamos al segundo trimestre?

El primer trimestre fue un torbellino de emociones. Sentía dolor en el útero, como si cada pequeño esfuerzo hiciera que todo tirara por dentro. Si caminaba un poco más de la cuenta, si intentaba hacer algo que antes era normal, ese dolor estaba ahí, recordándome que mi cuerpo estaba cambiando, que estaba creando vida.

Las náuseas me acompañaban todos los días. Nunca llegué a vomitar, pero la sensación de malestar era constante, estuviera con el estómago vacío o lleno. Y algo extraño comenzó a pasarme: una obsesión incontrolable por la sal. Se la ponía a todo, en cantidades exageradas. No era un simple antojo, era una necesidad. Al mismo tiempo, tenía una sed inmensa, como si mi cuerpo intentara compensar algo que no comprendía.

Pero más allá de los síntomas físicos, estaba el miedo. El miedo a encariñarme demasiado por si algo salía mal. Cada día que pasaba, me decía a mí misma que debía esperar, que aún no era seguro… pero, ¿cómo no ilusionarme si ya amaba profundamente a ese pequeño ser dentro de mí?

Nadie te habla del miedo del primer trimestre. La incertidumbre de no saber si todo seguirá bien, si tu cuerpo logrará sostener ese milagro. Es una espera silenciosa, una mezcla de esperanza y precaución, de emoción y miedo.

Hoy, mirando atrás, me doy cuenta de lo intenso que fue. Si tú también estás viviendo este momento, quiero que sepas que no estás sola. Es normal sentir miedo, es normal tener dudas, pero lo más importante es que cada día que pasa es una pequeña victoria. Y, sin darte cuenta, un día te encontrarás acariciando tu barriga, sonriendo y dándote cuenta de que ese amor creció más fuerte que cualquier miedo.

No estás sola

A veces, la maternidad puede sentirse solitaria, pero no tienes que cargar con todo en silencio. Aquí tienes un espacio seguro para compartir lo que sientes, sin juicios, sin miedos. Porque lo que vives, otras mamás también lo han sentido. Escribiendo tu historia, puedes ayudar a alguien más a sentirse comprendida.

Scroll al inicio