Lactancia mixta sin culpa: nuestra historia de amor, paciencia y equilibrio
Cuando Isaac, tenía claro que quería darle lactancia materna exclusiva. Sabía que la leche materna ofrece muchísimos beneficios: fortalece su sistema inmunológico, favorece el vínculo con mamá, se adapta a sus necesidades en cada etapa, y además es perfecta para su digestión.
Las primeras semanas fueron un torbellino. En la famosa crisis de lactancia de las 4 semanas, mi bebé quería estar al pecho todo el día. Literalmente. Hasta ir al baño era una odisea, porque lloraba en cuanto me separaba un segundo. Por la noche las tomas eran eternas, de una hora o más, con succión constante. Me sentía agotada, sin descanso y con la duda constante: ¿lo estaré haciendo bien?
Llegó un punto en que no podía más. Fui a la pediatra, desesperada, y le conté todo. Que no dormía, que sentía que no producía suficiente leche (el sacaleches apenas sacaba nada), que me planteaba introducir fórmula… y que me sentía culpable por ello. Su respuesta fue como un abrazo:
“Mami, lo estás haciendo maravillosamente. Mientras tu bebé esté alimentado, no pasa nada por darle fórmula. Y si tú estás bien, tu bebé también lo estará.”
Esas palabras me aliviaron profundamente.
Empecé con lactancia mixta. Al principio no fue fácil: la primera fórmula le provocaba vómitos, la segunda muchos cólicos… Finalmente, dimos con una que tenía un poco menos de lactosa, y ¡por fin! Isaac estaba tranquilo, sin cólicos, feliz. Le daba el pecho durante el día y por la noche el biberón, que tomaba en cinco minutos y se dormía enseguida. Poco a poco, fui extrayéndome leche y reemplazando biberones de fórmula por biberones de leche materna.
Para cuando Isaac tenía dos meses y medio, habíamos vuelto a la lactancia materna exclusiva. Y para mi sorpresa, ¡las tomas eran muy diferentes! Ahora solo necesitaba entre 5 y 10 minutos para quedar saciado, porque había perfeccionado su técnica de succión y era mucho más eficiente.
Pero lo más importante no fue eso, sino que durante todo ese tiempo mamá y bebé fuimos felices.
Es cierto que muchas veces creemos que solo la lactancia materna exclusiva es válida. Pero la realidad es que cada familia y cada bebé tienen su propio camino. Si decides dar fórmula, hacer lactancia mixta o volver a la exclusiva más adelante… está bien.
Tu bebé necesita estar alimentado, amado y cuidado. Y para eso, su mamá también necesita estar bien.
Lo estás haciendo genial, mamá.
No estás sola
A veces, la maternidad puede sentirse solitaria, pero no tienes que cargar con todo en silencio. Aquí tienes un espacio seguro para compartir lo que sientes, sin juicios, sin miedos. Porque lo que vives, otras mamás también lo han sentido. Escribiendo tu historia, puedes ayudar a alguien más a sentirse comprendida.