Los primeros hitos: cuando ya no hay vuelta atrás
Dicen que los bebés tienen un ritmo propio, que cada uno llega a sus logros a su manera, en su tiempo. Y aunque como padres siempre estamos con esa ilusión de verlos dar su primer paso, su primer gateo, sentarse solitos… lo cierto es que cuando llega ese momento, la vida cambia para siempre.
Con Isaac lo estamos viviendo de una forma tan intensa y hermosa que me siento profundamente orgullosa de él. La primera vez que se sentó, ya nunca más dejó de hacerlo. Parecía que había descubierto un nuevo mundo desde otra perspectiva, y desde entonces esa conquista se volvió parte de él.
El gateo llegó en un día de lo más cotidiano y especial al mismo tiempo. Estábamos en un parque, sobre el césped artificial, jugando los tres: Isaac, su papá y yo. De repente, sin aviso, comenzó a gatear. Y desde entonces no hubo marcha atrás. Ese impulso de avanzar, de moverse por sí mismo, se convirtió en su nueva manera de explorar.
Casi al mismo tiempo, Isaac empezó a ponerse de pie. Todavía sin caminar, pero con una determinación increíble: se agarra de las paredes, de los muebles, de todo lo que encuentra alrededor para impulsarse y mantenerse erguido. Y ahora, su gran compañero de aventuras es su andador-camion con una barra detrás, al que se aferra con entusiasmo para dar sus pasitos. No lo suelta en ningún momento, como si fuera su gran aliado en este nuevo camino hacia la independencia.
Es increíble. Pasamos tanto tiempo deseando: “Ojalá empiece a gatear”, “Ojalá empiece a caminar”… Y cuando lo hacen, entendemos que ya no hay vuelta atrás. Que esas pequeñas conquistas marcan el inicio de una vida en movimiento, de una curiosidad que no se detiene.
Me siento inmensamente orgullosa de mi hijo. Isaac es increíble: listo, hermoso, tierno, dulce y con la sonrisa más preciosa. Cada día nos regala momentos que se graban en el corazón para siempre. Y cada logro suyo, por pequeño que parezca, es para nosotros un mundo entero.
Gracias hijo por llegar a nuestras vidas!
Con amor, Mamá.
No estás sola
A veces, la maternidad puede sentirse solitaria, pero no tienes que cargar con todo en silencio. Aquí tienes un espacio seguro para compartir lo que sientes, sin juicios, sin miedos. Porque lo que vives, otras mamás también lo han sentido. Escribiendo tu historia, puedes ayudar a alguien más a sentirse comprendida.
