Nunca imaginé que compartir la cama con Isaac se volvería tan especial. Al principio él dormía en su cuna, ya que, con esfuerzo y constancia lo habíamos logrado. Pero una noche, cuando estaba resfriadito y con fiebre, lo pasamos a nuestra cama para tenerlo más cerca y poder cuidarlo mejor. Desde ese día, ya no volvió a su cuna… y llevamos unos 4 meses durmiendo juntos.

Isaac tiene ahora casi 11 meses, y dormir con él es una experiencia llena de contrastes. Hay noches difíciles, porque se despierta varias veces, o porque yo misma lucho con el insomnio. Pero al mismo tiempo, es algo maravilloso. Sentirlo tan cerquita, poder atenderlo enseguida, darle calma y calor… eso no tiene precio.

Lo que más me llena es la mañana. Despertar y verlo tan alegre, con esa sonrisa que ilumina el día, es un verdadero regalo. No solo para mí, sino también para mi marido, que disfruta tanto como yo de esa alegría compartida.

Sé que a veces se piensa que dormir con el bebé puede afectar a la pareja. En nuestro caso, ha sido todo lo contrario: nos ha unido aún más. Nos sentimos equipo, compartiendo noches cansadas pero también momentos mágicos que quedarán en nuestra memoria para siempre.

A las mamás que dudan, quiero decirles algo desde el corazón: dormir con tu bebé puede ser cansado a veces, pero también es una de las experiencias más bonitas que puedes vivir. Es un regalo, un lazo, una forma de amor que fortalece y llena el alma.

Gracias por leerme y ojalá mi experiencia pueda animarles a seguir siempre su instinto, porque cada decisión tomada con amor, por pequeña que parezca, tiene un valor infinito en la vida de nuestros hijos.

Con amor, Mamá.