Tres pasos por delante, o por detrás...
A diferencia de mi mujer, yo soy una persona que suele andar muy deprisa y eso, junto a que tengo las piernas largas, hace que muchas veces cuando paseamos yo acabe adelantándola y, o tiene que correr ella, o tiene que pedirme que me pare, y esto a veces le entristece. Simplemente no me doy cuenta pero cuando si lo hago, echo el freno.
Pues bien, hubo un día durante el embarazo —estaría de seis meses— que le molestó especialmente. No me dijo nada en la calle, pero luego, a la noche, yo la noté rara, algo diferente, molesta. Cuando le pregunté si pasaba algo, me dijo que sí pero que estaba demasiado abrumada para hablar de ello en ese momento.
Al rato se levantó y salió de la habitación. Yo espere preocupado unos cinco minutos más y, finalmente, decidí salir a ver qué pasaba. Cuando vi que ella se intentó esconder en el baño, me di cuenta y entré. Y ahí estaba mi maravillosa mujer, medio llorando, medio riendo, porque la había pillado, y por fin me confesó que hoy le había molestado mucho mis tres pasos por delante, que la hacían dudar de si yo la quería realmente.
Diría que el simple hecho de decir en voz alta semejante tontería hizo que perdiera todo el peso que pudiera tener. Nos reímos los dos, nos abrazamos, nos dijimos cuánto nos queríamos y nos fuimos a dormir.
¡Expresaos siempre que lo necesitéis!
¡No esperéis ni una, ni dos, ni tres, sino cero horas a contarle a vuestra pareja lo que os pasa!
Y recordad los que somos muy lanzaos al ir por la calle: respirad hondo y bajad el ritmo, disfrutad del paisaje y del paseo con su pareja.
No estás sola
A veces, la maternidad puede sentirse solitaria, pero no tienes que cargar con todo en silencio. Aquí tienes un espacio seguro para compartir lo que sientes, sin juicios, sin miedos. Porque lo que vives, otras mamás también lo han sentido. Escribiendo tu historia, puedes ayudar a alguien más a sentirse comprendida.